lunes, 11 de febrero de 2008

mi padre quiere partirte el corazón

Por fín llegó el esperado lunes después de tres semanas de vacaciones.
Como todos los lunes, tocaba almuerzo con mi padre. Por poco le doy plantón y me voy a comer con Crish. Pero recapacité, toda esta semana había dejado a mi padre un poco de lado por citas con Sundae y hoy ya le iba a sentar mal.
Mi padre llegó a casa preocupado, esta semana había tenido demasiado "movimiento" en el móvil y esto para una persona que no se maneja nada con las nuevas técnologias es un "sin vivir".
Nos enseñó el aparato y nos pidió que leyeramos los sms y mirásemos que número le había llamado tan insistentemente. En total tenía unos diez mensajes sin leer y unas trece llamadas pérdidas que provenían de un número madrileño.
De los diez mensajes, ocho, eran del número madrileño. Era de un banco con el que no tenemos ninguna relación. En los mensajes, dicho banco, buscaba a un señor cuyo nombre no era el de mi padre para unos asuntos financieros. Al llegar a casa llamé al banco en cuestión y le pedí que dejaran de llamar a mi padre, que es un hombre que procura tener todos sus asuntos bancarios al día, para evitar "persecuciones"de este tipo, que nisiquiera era cliente suyo y que el pobre se sentía acosado. Menos mal que no atina a leer los sms por sí mismo sino no hubiera podido pegar ojo en meses, pensado en sus ficticios problemas financieros.
Lo suculento de la historia fue el siguiente sms que leimos y que nos dejó atónitos:
"No se pq pero no puedo olvidart, me estoy volviendo lo loka porque no consigo sacarte de mí no puedo entendr xq no te puedo dejar de kerer a pesar de todo me duele pensar que te necesito"
Mi hermano y yo nos quedamos de piedra... mi padre al ver nuestra cara nos pedía que le contasemos qué pasaba. Pensaba que el acoso bancario había llegado a más... pero no, resultaba que le había roto el corazón a una jovenzuela (suponemos juvenzuela por su dominino con el lenguaje sms) Mi padre nos preguntó quien era, pero si no lo sabía ni el mismo...
El siguiente mensaje nos desilusionó: "No sé kien eres perdona antes me ekivoke a marcar el numer"
Vaya por dios, una chica bastante echa polvo porque su novio la ha dejado y encima se ha portado con ella fatal, le manda un sms haciéndole ver que su vida sin él no tiene sentido, que anda presa de sus propios sentimientos y que no sabe que hacer, esperando una respuesta que le quitara sus penas. Y le envía el sms a un hombre de más de cincuenta años, separado con dos hijos que seguramente tendrán más edad que ella y que encima no es capaz de leer los sms por él mismo. Obviamente a mi padre le ha picado la curiosidad y aunque la chica le haya dejado bien claro que fue una confusión bastante desafortunada, él insiste en que la llamemos y le preguntemos cosas sobre ella. En estos momentos recuerdo porqué no le explicamos a mi padre el funcionamiento de un télefono móvil más allá de colgar y llamar.
A parte de esté gran momento, la vuelta al colegio ha sido un poco traumática. Cuando se iba acercando la hora me apetecía menos ponerme a buscar todos los lápices, el cuaderno de apuntes... Al final con las prisas y los nervios no he encontrado nada y he recopilado todos los bolis que pintaban de la casa y le he cogido a mi hermano un cuaderno al azar. Por poco me da un patatús cuando ldescubro que era el cuaderno de mates. Lo cambié por otro que sólo tenía tres páginas escritas, una de ellas de historia, otra de francés y otra de economía. Creo que en ese cuarderno mi hermano toma apuntes de clases fetiches para él, así que para ayudarlo a crear un cuaderno multidisciplinar le he añadido mi primera clase de miniatura mozarabe.
Al salir de clase Crish me acompañó a coger el bus de vuelta, pero como tardaba 25 minutos decidí irme andado y menos mal que llegué a tiempo para ver mi serie favorita de por las tardes: "Onte tree hill" que hoy empezaba la tercera temporada con la maravillosa banda sonora de dos canciones de TBS. La verdad es que no ha sido nombrada mi serie favorita de las tardes hasta el el momento en el que reconocí la voz de Bobby. Ahora prometo verla cada tarde y buscar amigas con las que hablar de ella.

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